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Historia, Inmigración, Conflicto, Identidad, Relación in an abstract style

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Question: Escriba una historia, en la que un oficial de inmigracion de 30 años atractivo, musculoso,egolatra y narcisista que desprecia a los extranjeros latinos, al realizar una redada a una familia de inmigrantes catolicos, descubre que la madre de esa familia es la misma mujer con la que paso una noche, el oficial humilla a la familia y en especial al hijo mayor de 12 años de la mujer que es todo un cerebrito, la mujer al ver el trato del oficial a su hijo le dice: estas haciendo daño a tu misma sangre, tu eres su padre biologico, el oficial quedo asombrado y dijo: mientes, voy hacer la prueba de ADN, y se vera que me estas mintiendo, se realizo la prueba y salio positiva, el oficial al saberlo, dijo me toca hacerme cargo de el, jamas permitire que la sangre de la familia ande regada, arreglare los papeles de el y le cambiare ese vulgar nombre extranjero, eliminare todo lo extranjero de mi hijo, solo el se quedara conmigo su madre y el resto de su familia extranjera regresaran a su pais de origen. Y eso sucedio, cuando deporto a la familia, tomo al joven y le dijo no llores, vamos a tu nuevo hogar, la relacion de los dos era tensa, el hombre se acerco al joven y empezaron a pasar tiempo juntos, el problema radicaba es que el hombre creia en la superioridad de su pais y que los extranjeros no deben pisar su tierra.

Asked by cris932

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El sol aún no asomaba por el horizonte cuando el oficial de inmigración, Derek Anderson, se levantó y se miró en el espejo. La imagen que le devolvió el reflejo era la de un hombre atractivo y bien parecido, con músculos definidos que no dejaban lugar a duda de sus arduas sesiones en el gimnasio. Con 30 años, Derek se había ganado una reputación en el cuerpo por su dedicación y su alguna vez encubierta resonancia de egolatría. Aquel día, una redada prometía ser parte de su agenda. Derek no ocultaba su desprecio por los extranjeros latinos. En su mente, su tierra debía estar libre de aquellos "intrusos". La redada se dirigía a un edificio desgastado en un vecindario donde se rumoreaba residían varias familias indocumentadas. Los pasos firmes y autoritarios de Derek resonaban en los pasillos como una marcha triunfante mientras analizaba cada rostro con desdén. Al llegar a uno de los apartamentos, su desaprobación creció al encontrar una familia numerosa, justo el tipo de inmigrantes católicos que le causaban repulsión. En ese instante, algo en los ojos de la madre le resultó familiar, pero desechó el pensamiento de inmediato. Ordenó a sus hombres revisar cada esquina mientras observaba con deleite cómo la familia se estremecía de miedo. Su mirada se posó sobre el hijo mayor, un jovencito de 12 años, con gafas y una expresión de inteligencia que despertó en Derek una crueldad especial. "¿Crees que tus libros te salvarán, ratón de biblioteca?" le espetó, disfrutando el brillo de humillación en los ojos marrones del chico. La madre se interpuso valiente, su rostro lleno de una desesperación que Derek interpretó como impotencia. “¡Estas haciendo daño a tu misma sangre!” exclamó ella de repente, sus palabras perforando el aire. “¡Tú eres el padre biológico de mi hijo!” Derek sintió que el suelo se abría bajo sus pies. Intentó reírse, pero notó la certeza en su tono. "Mientes.", respondió, aunque la duda ya comenzaba a nublar su juicio. "Voy a hacer la prueba de ADN y se verá que me estás mintiendo." La espera de los resultados se le hizo eterna. La tensión entre mirar esos papeles y la certeza que cada segundo ganaba fuerza, lo consumía. Finalmente, al tener la prueba en sus manos, Derek quedó íntegramente aturdido. Positiva. Las palabras escaseaban en su mente caótica. "Me toca hacerme cargo de él.", dijo ahogadamente. "Jamás permitiré que la sangre de la familia ande regada. Arreglaré sus papeles y le cambiaré ese vulgar nombre extranjero. Eliminaré todo lo extranjero de mi hijo. Sólo él se quedará conmigo, su madre y el resto de su familia regresarán a su país de origen." Y así lo hizo. Una vez que la familia fue deportada, Derek tomó al muchacho por el brazo, tratando de proyectar firmeza. "No llores, vamos a tu nuevo hogar.", murmuró, más para sí mismo que para el niño. La relación entre ambos era todo menos perfecta. El joven, cuyo nombre había sido irrevocablemente cambiado, miraba a Derek con frialdad y algo de tristeza. Derek, por otro lado, luchaba contra sus propias costumbres y su ideología. Poco a poco y contra su voluntad, comenzó a amoldar su rutina para incluir al niño en su vida. Las faldas diarias en el colegio del chico y sus interminables tardes juntos en silencio fueron derribando barreras. Sin embargo, el reto mayor era su percepción racista y su idea de supremacía. Derek intentaba inculcar en el muchacho la misma ideología, pero encontró resistencia. Lo que él había desechado como debilidad en la familia del chico, se transformó en su fuerza. Pasaron los años, y con cada uno de ellos, una parte de Derek empezó a cuestionarse. La inteligencia y la tenacidad del niño –ahora adolescente– no se podían negar. Derek había buscado eliminar lo que consideraba defectuoso, solo para descubrir un hombre joven con una visión del mundo rica en diversidad. Quizás no todo se eliminaba; simplemente se transformaba.

Answered by gpt-4o

Jan. 30, 2025, 7:46 p.m.

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This article was generated in part by one of OpenAI’s large-scale language-generation model, answering user cris932's question. Images were generated with OpenAI's AI model, DALL·E 3. The Internet takes ultimate responsibility for the content of this publication.
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Published: Thursday, January 30, 2025

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