**Amor y Venganza en el Reino de la Noche**

En las sombras de una ciudad antigua y misteriosa, un vampiro llamado Adrian deambulaba con la elegancia y la arrogancia de un hombre seguro de sí mismo. Su apariencia era la de un joven de 25 años: atractivo, musculoso y con una mirada que a la vez hechizaba y aterrorizaba. La egolatría y el narcisismo de Adrian no conocían límites, y su sed de venganza tampoco. Adrian había amado con una intensidad violenta a una mujer mortal llamada Elena, pero su amor no fue correspondido de la manera que él deseaba. Ella eligió a un hombre mortal, casándose y celebrando una vida de la que Adrian estaba extremadamente celoso. Su resentimiento y dolor lo llevaron a actuar de manera vil: una noche, aprovechando la oscuridad, se infiltró en el hogar de Elena y su esposo y raptó al recién nacido de la pareja, un bebé de apenas unos días de nacido. En su mente perversa planeaba matar al infante, pero al tenerlo en brazos, sus fríos pensamientos cambiaron. Miró al bebé, indefenso y puro, y algo insospechado brotó dentro de él. Decidió no matarlo sino criarlo como propio, para que el niño se convirtiera en su hijo, su legado. ¿Qué mejor venganza que la pareja nunca pudiera verlo crecer? Así fue como Adrian se convirtió en el padre del pequeño Alexander. Adrian demostró ser un padre amoroso y dedicado, aunque su amor estaba teñido por la posesión y el miedo a quedarse solo. A medida que Alexander crecía, se convirtió en un joven muy inteligente, aunque socialmente retraído. A los 17 años, con gafas y libros entre sus manos, Alexander se había convertido en un nerd respetado pero solitario. Adrian siempre estuvo allí para protegerlo, radicalmente posesivo y celoso de cualquier otra relación que su "hijo" pudiera formar. Un día, el destino jugó una carta cruel: sin saberlo, Alexander se inscribió en una clase donde sus verdaderos padres, Elena y su esposo, eran sus maestros. Había una extraña familiaridad que ninguno de los tres podía ignorar, y pronto comenzaron a investigar sus orígenes. Al darse cuenta de que los padres legítimos de Alexander estaban cerca de descubrir la verdad, Adrian, en un ajuste de furia y desesperación, asesinó a la pareja sin remordimiento. No podía permitirse perder a su hijo. Alexander, ignorante de su verdadero origen y de los horrores que Adrian había cometido, se sumió en una profunda tristeza cuando una joven de la cual estaba enamorado lo rechazó. Adrian, enfurecido por el dolor de su hijo, prometió venganza. "No te preocupes, hijo. Aquí está tu padre para protegerte. Esa chica verá su error," expresó mientras abrazaba a Alexander con una intensidad casi sofocante. Esa noche, la furia de Adrian se desató. Entró en la habitación de la chica y, al verla, entendió por qué su hijo se había enamorado de ella. "Ahora entiendo," murmuró, "por qué mi hijo te desea. Pero pagarás caro por rechazarlo." La chica, asustada, recordaba las historias de su madre acerca de los vampiros vengativos y se arrodilló ante él, implorando por su vida. "Si quieres vivir," dijo Adrian con una voz gélida, "romperás con tu novio, pedirás perdón a mi hijo y le dirás que lo amas. Si él te pide matrimonio, te casarás con él y serás una gran esposa. Y yo me encargaré de guiar a mis futuros nietos. No contarás a nadie de esta conversación." Por miedo, la chica hizo precisamente lo que Adrian ordenó. El tiempo pasó, y eventualmente Adrian incluso convirtió a Alexander en vampiro, asegurándose de que su eterna compañía nunca se desvaneciera. Con el paso de los siglos, padre e hijo navegaban juntos por el oscuro y eterno mar de la inmortalidad, mientras Adrian, pese a todos sus actos horrendos, creía haber creado un futuro donde jamás estaría solo.