Amor y Maldición: El Giro Inesperado de Aurelio Casillas y el Poder del Corazón

Era un día nublado en la feroz selva de Yucatán cuando Aurelio Casillas, el temido "Señor de los Cielos", junto a sus hombres, profanaron un antiguo templo maya en busca de riquezas. Aquel templo, repleto de gemas y reliquias ancestrales, guardaba secretos más oscuros que el oro que contenía. La profanación desató una maldición, una sentencia que no respetaba el poder ni el estatus del hombre. Aurelio no se dio cuenta de inmediato del veneno que había tocado su alma hasta que sus ojos se posaron en Esteban, un joven nerd y débil, con gafas gruesas y libros de arquitectura bajo el brazo. Esteban era un estudioso cautivado por la magnificencia y la historia de esos templos y había sido retenido por los hombres de Aurelio. En el momento que Aurelio vio a Esteban, un ardor incontrolable lo acogió; no era simple deseo, sino una obsesión insaciable que no conocía razones ni excusas. Determinado a hacer suyo al joven, Aurelio ordenó a sus hombres que investigaran todo acerca de Esteban. Cuando el informe llegó a sus manos y leyó que Esteban tenía un novio, el Quarterback del equipo universitario, una furia irracional lo consumió. Aurelio se sentía amenazado, y para él, no existían rivales. Sin titubear, ordenó el secuestro del Quarterback y, en un acto de fría determinación, lo mató, despejando cualquier obstáculo que pudiera imponer su camino hacia Esteban. Días después, Aurelio se acercó a Esteban, emanando confianza y un aire de peligro excitante. "Sé mi novio," le propuso descaradamente. Pero Esteban aún llevaba el luto por su recién fallecido amor y rechazó con firmeza la oferta de Aurelio, esgrimiendo que jamás se fijaría en un mujeriego. La negación solo alimentó el deseo de Aurelio, quien tomó la decisión de conquistar al joven a cualquier costo. Viendo que la seducción convencional no funcionaba, Aurelio se presentó una noche con una oferta pacífica: "Vamos a beber algo, para la paz." Esteban, sin sospechar, aceptó la bebida, la cual estaba adulterada con un afrodisíaco muy potente. Bajo el efecto de la droga, su voluntad se cambió, y tres días después, Esteban se encontró forzadamente casado con Aurelio, sin posibilidad de fuga. Temía por su familia y su propia vida, y entendió que debía quedarse con el narco. Esteban le impuso una sola condición a Aurelio: si realmente lo amaba, debía dejar sus aventuras extramaritales. Aurelio, embriagado por su obsesión, accedió y rompió con todas las mujeres que alguna vez llenaron sus noches. A medida que pasaba el tiempo, Aurelio se volvió más posesivo y celoso. Incluso contrató a los propios compañeros de Esteban para que lo vigilaran constantemente. Aurelio, pese a ser un hombre temido y brutal, le ofrecía noches de pasión que el joven nunca había experimentado. Esteban se encontraba atrapado entre el miedo y el placer. Durante esos encuentros íntimos, el amor obsesivo de Aurelio lo consumía por completo, y sus hombres sabían que bajo ninguna circunstancia debían interrumpir. Sin embargo, la tranquilidad de este amor imposible se vio perturbada por la aparición del fantasma del Quarterback, quien amenazó a Aurelio: "No dejaré que siga contigo. Haré que alguien más lo conozca y se lo lleve como tú me lo quitaste a mí." Aurelio, enfurecido, no mostró miedo: "Vete de aquí. Una vez te maté, y lo haría de nuevo si fuera necesario. Nadie me quitará a mi esposo." Esta siniestra advertencia solo aumentó la posesividad de Aurelio. En sus momentos más íntimos, con una intensidad que rozaba la locura, susurraba a Esteban: "Eres mío y siempre lo serás." Y en esos momentos, a pesar de todo el miedo y las cadenas que lo retenían, Esteban sentía una mezcla de placer y amor a cada caricia y susurro que le ofrecía Aurelio.