Amor a la Medida: De Quarterback a Cupido Forzoso

Había una vez, en una pequeña ciudad, un joven Quaterback llamado Daniel. Con tan solo 18 años, Daniel ya era famoso por su atractivo físico, su esculpido cuerpo y su gran éxito en el campo de fútbol. Sin embargo, su personalidad dejaba mucho que desear: era ególatra, narcisista y utilizaba su fuerza y popularidad para intimidar a aquellos que consideraba inferiores. Entre sus objetivos estaba un joven de 17 años, llamado Lucas, un chico inteligente pero débil y físicamente poco agraciado. Cierta tarde, Daniel y sus amigos estaban, como de costumbre, acosando cruelmente a Lucas en su rincón habitual. Ese día, sin embargo, algo inesperado sucedió. Desde los cielos, el dios del amor, Cupido, observaba la escena con desagrado. Decidido a impartir justicia, lanzó una flecha encantada que impactó certeramente en el corazón de Daniel. Al instante, el Quaterback sintió una atracción inexplicable y abrumadoramente obsesiva hacia Lucas. A partir de ese momento, todo cambió. Daniel, incapaz de luchar contra el hechizo, les ordenó a sus amigos que nunca más lastimaran a Lucas. Sin comprender aún lo que le estaba ocurriendo, empezó a centrar todas sus energías en conquistar al joven nerd. Primero, trató de seducirlo mostrando su físico imponente. Corría sin camiseta por los pasillos de la escuela, haciendo gala de su musculatura, sabiendo que muchas chicas suspiraban por él. Pero Lucas no les prestaba la más mínima atención. Daniel, no obstante, persistía, inmerso en una obsesión profunda que lo consumía por dentro. El Quaterback intentaba cualquier cosa para ganar el amor de Lucas: le ofrecía regalos caros, haciéndole favores e incluso defendiendo al joven de otros matones cuando era necesario. Pero Lucas permanecía firme; su corazón no podía ser comprado o conquistado tan fácilmente. Desesperado, Daniel llevó a cabo su último y más drástico plan. Una noche, con gesto aparentemente arrepentido, se acercó a Lucas y le dijo que lo dejaría en paz, entregándole unos panes recién horneados como símbolo de paz. Lo que Lucas no sabía era que esos panes contenían un potente afrodisíaco. Después de consumir los panes, Lucas empezó a sentir un calor extraño y una compulsión que nunca antes había vivido. Bajo la influencia del afrodisíaco, accedió a casarse precipitadamente con Daniel. Tras la ceremonia, Daniel llevó a Lucas a su enorme mansión, donde la noche acabó con ellos consumando su matrimonio en una unión física irrefrenable. A la mañana siguiente, mientras ambos yacían juntos, Daniel abrazó a Lucas con fuerza y susurró con fervorosa posesión: —Eres mío y solamente mío. No dejaré que exista otra persona en tu vida que no sea yo. Lucas, aún bajo el influjo de los efectos de la flecha y del afrodisíaco, se sintió atrapado en un vínculo del que no sabía cómo escapar. Cupido, desde el lejano firmamento, observaba, sabiendo que en su intento de impartir justicia había creado un lazo complejo y retorcido que cambiaría el destino de ambos para siempre.