Antonella Roccuzzo siempre hab铆a sido una madre devota y dispuesta a hacer cualquier cosa por sus hijos. Pero aquella ma帽ana, cuando decidi贸 ponerse un pa帽al para mostrarle a su hijo Ciro c贸mo se usaba, no imaginaba en qu茅 se estaba metiendo. Mientras ajustaba los lados autoadhesivos con una precisi贸n que ni un ingeniero aeroespacial podr铆a lograr, dej贸 escapar un peque帽o suspiro. "Todo sea por la educaci贸n," pens贸, mir谩ndose al espejo y tratando de ignorar el rid铆culo que sent铆a.
Ciro, con ojos gigantes y curiosos, observaba cada movimiento de su madre desde el suelo, donde jugaba con sus bloques. Su hermanito Thiago, siempre el m谩s bromista, entr贸 corriendo al cuarto y solt贸 una carcajada al verla. "隆Mam谩, pareces una beb茅 gigante!", exclam贸 mientras se doblaba de la risa.
Antonella, decidida a que esta demostraci贸n fuera efectiva, comenz贸 a gatear por la casa en un intento de ejecutar a la perfecci贸n el m茅todo Montessori del uso del pa帽al. Hac铆a ruidos de "bebe", agitando un sonajero, y cada tanto se tiraba a la alfombra para darse un descansito y mordisquear una zanahoria, porque eso hab铆a le铆do en alg煤n blog de maternidad avanzado.
Todo iba relativamente bien hasta que, en su entusiasmo por atravesar el sal贸n gateando, olvid贸 cerrar la puerta principal. En eso, Lionel Messi, quien acababa de volver de entrenar, entr贸 y se qued贸 inm贸vil en la entrada, su rostro una mezcla de sorpresa y contenci贸n de risa. No pudo pronunciar una sola palabra y solo atin贸 a mirarla, incr茅dulo.
Antonella, al escuchar el ruido de la puerta, alz贸 la vista y se encontr贸 con aquellos ojos celestes escrutadores. Sinti贸 c贸mo las mejillas se le pon铆an rojas, m谩s intensamente que los reflejos solares en una tarde de verano. "隆Leo! 隆No es lo que parece!", trat贸 de explicar mientras trataba de ponerse de pie, pero el pa帽al la limitaba un poco.
Leo, aguant谩ndose las carcajadas, dijo: "驴Seguro? Parece que est谩s haciendo c谩stings para la pr贸xima pel铆cula de '驴Qui茅n enga帽贸 a Roger Rabbit?'".
Fue en ese preciso momento, plagado de tensi贸n y verg眉enza, que sinti贸 el impulso inevitable de su sistema digestivo. Tent贸 a la suerte como un apostador desesperado en Las Vegas, pero el dedo en la ruleta no se detuvo a su favor. Y entonces, sucedi贸. El "n煤mero 2" lleg贸 con la fuerza de un elefante en una tienda de porcelanas. El pa帽al, fiel y obediente, se expandi贸 como un globo de feria, hasta que qued贸 tan lleno que parec铆a que Antonella llevaba una mochila de campamento en el trasero.
Silencio. Solo los gorgoritos distantes de Ciro. Thiago dej贸 de re铆rse, y Messi abri贸 los ojos a煤n m谩s. Sin embargo, en lugar de estallar en carcajadas, Leo simplemente se acerc贸, la levant贸 con suavidad y la abraz贸.
Finalmente, rompi贸 el silencio: "Bueno, amor, creo que Ciro entender谩 perfectamente c贸mo no debe hacerse."
Antonella no pudo evitarlo, y tambi茅n termin贸 ri茅ndose. Al recordar aquel momento cada vez que alguien mencionaba pa帽ales, la familia Messi-Roccuzzo compart铆a risas que sab铆an a complicidad y amor incondicional. Siempre dispuestos a hacer el rid铆culo, por el m谩s peque帽o y amado miembro de la familia.
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Prompt: Escribe una historia sobre antonella donde use pa帽al para ense帽arle a su hijo ciro de como usarlo. Ella hace varias cosas de bebe y messi la ve y ella se averguensa, despues ella se hace del 2 y su pa帽al crece
Response: Antonella Roccuzzo siempre hab铆a sido una madre devota y dispuesta a hacer cualquier cosa por sus hijos. Pero aquella ma帽ana, cuando decidi贸 ponerse un pa帽al para mostrarle a su hijo Ciro c贸mo se usaba, no imaginaba en qu茅 se estaba metiendo. Mientras ajustaba los lados autoadhesivos con una precisi贸n que ni un ingeniero aeroespacial podr铆a lograr, dej贸 escapar un peque帽o suspiro. "Todo sea por la educaci贸n," pens贸, mir谩ndose al espejo y tratando de ignorar el rid铆culo que sent铆a. Ciro, con ojos gigantes y curiosos, observaba cada movimiento de su madre desde el suelo, donde jugaba con sus bloques. Su hermanito Thiago, siempre el m谩s bromista, entr贸 corriendo al cuarto y solt贸 una carcajada al verla. "隆Mam谩, pareces una beb茅 gigante!", exclam贸 mientras se doblaba de la risa. Antonella, decidida a que esta demostraci贸n fuera efectiva, comenz贸 a gatear por la casa en un intento de ejecutar a la perfecci贸n el m茅todo Montessori del uso del pa帽al. Hac铆a ruidos de "bebe", agitando un sonajero, y cada tanto se tiraba a la alfombra para darse un descansito y mordisquear una zanahoria, porque eso hab铆a le铆do en alg煤n blog de maternidad avanzado. Todo iba relativamente bien hasta que, en su entusiasmo por atravesar el sal贸n gateando, olvid贸 cerrar la puerta principal. En eso, Lionel Messi, quien acababa de volver de entrenar, entr贸 y se qued贸 inm贸vil en la entrada, su rostro una mezcla de sorpresa y contenci贸n de risa. No pudo pronunciar una sola palabra y solo atin贸 a mirarla, incr茅dulo. Antonella, al escuchar el ruido de la puerta, alz贸 la vista y se encontr贸 con aquellos ojos celestes escrutadores. Sinti贸 c贸mo las mejillas se le pon铆an rojas, m谩s intensamente que los reflejos solares en una tarde de verano. "隆Leo! 隆No es lo que parece!", trat贸 de explicar mientras trataba de ponerse de pie, pero el pa帽al la limitaba un poco. Leo, aguant谩ndose las carcajadas, dijo: "驴Seguro? Parece que est谩s haciendo c谩stings para la pr贸xima pel铆cula de '驴Qui茅n enga帽贸 a Roger Rabbit?'". Fue en ese preciso momento, plagado de tensi贸n y verg眉enza, que sinti贸 el impulso inevitable de su sistema digestivo. Tent贸 a la suerte como un apostador desesperado en Las Vegas, pero el dedo en la ruleta no se detuvo a su favor. Y entonces, sucedi贸. El "n煤mero 2" lleg贸 con la fuerza de un elefante en una tienda de porcelanas. El pa帽al, fiel y obediente, se expandi贸 como un globo de feria, hasta que qued贸 tan lleno que parec铆a que Antonella llevaba una mochila de campamento en el trasero. Silencio. Solo los gorgoritos distantes de Ciro. Thiago dej贸 de re铆rse, y Messi abri贸 los ojos a煤n m谩s. Sin embargo, en lugar de estallar en carcajadas, Leo simplemente se acerc贸, la levant贸 con suavidad y la abraz贸. Finalmente, rompi贸 el silencio: "Bueno, amor, creo que Ciro entender谩 perfectamente c贸mo no debe hacerse." Antonella no pudo evitarlo, y tambi茅n termin贸 ri茅ndose. Al recordar aquel momento cada vez que alguien mencionaba pa帽ales, la familia Messi-Roccuzzo compart铆a risas que sab铆an a complicidad y amor incondicional. Siempre dispuestos a hacer el rid铆culo, por el m谩s peque帽o y amado miembro de la familia.
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