Lucho, con un gesto de autoridad que pocas veces mostraba, decidió poner en su lugar a sus insoportables hijas, Grace y Shirley. Como castigo insólito, decidió que por una semana usarían pañales, al modo de las crías más pequeñas de la familia.
La noticia recorrió la residencial San Felipe como reguero de pólvora. Todos miraban a las hermanas con una mezcla de incredulidad y diversión, intentando ocultar las carcajadas burlescas tras sus manos.
"Pero, Lucho, ¿estás seguro de que les cabrán en esos traseros?", preguntaba el desconsiderado Teresito, riendo a carcajadas. "Apostaría que les quedan como tangas", agregó Francesca, siempre dispuesta a avivar el fuego.
Los comentarios no se hicieron esperar. Charo, con una sonrisa pícara, trató a Grace como a una bebita. "Ay, mi chiquita, ¿ya te cambiaste el pañal?", preguntó, mientras Reyna hacia lo propio con Shirley: "Mi niña, ¿necesitas cremita para evitar la rozadura del pañal?”
No pasó mucho tiempo cuando un olor poco agradable se apoderó del ambiente. Los rostros se fruncieron de desagrado. "Pero bueno, ¿estoy en una guardería o qué?", exclamó la pobre Nelly entre risas. "¡Parece que nuestros pequeños 'angelitos' necesitan un cambio de pañal!", gritó Mike hundiendo su nariz en su camisa.
Charo miró molesta a Grace y exclamó: "¡Ay, Dios mío, Grace! ¡Eres una chica grande, deberías controlarte!" Reyna, más enfadada aún, miró a su hija Shirley y dijo: "¡Shirley, que vergüenza! ¿No puedes comportarte como la joven que eres?”
Con resignación, Charo y Reyna tomaron la desagradable tarea de cambiar los pañales a Grace y Shirley. Mientras lo hacían, las chicas recibieron unas tortas en sus enormes traseros como recordatorio de la lección que debían aprender.
"¡Ay!" grito Grace, mientras su rostro se retorcía de dolor. "¡Eso duele!" Lloró Shirley, pero las risas de los vecinos del San Felipe, compensaban por completo el pequeño dolor.
"¡Eso fue... hilarante!", comentó Rafa, a poco de terminar todo el alboroto. Y a pesar del rojo en sus mejillas y la humillación, las chicas habían aprendido una valiosa lección: no te metas con Lucho, o sufrirás consecuencias insospechadamente embarazosas.
This story was generated by user hola with assistance by one of OpenAI’s large-scale language-generation model; prompts used to help generate the story are shown below.
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Prompt: Escribe una historia de "al fondo hay sitio", donde Grace y Shirley usan pañal por castigo de lucho que era su papa,todos le preguntaron a lucho si es que les entraria un pañal en sus enormes traseros de sus hijas, todos se rian de ellas haciendo comentarios (crear comentarios), charo le hablaba a grace como si fuera una bebita (crear comentarios), reyna igualmente le hablaba a shirley, despues un olor llega a las narizes de todos y hicieron comentarios (crear comentarios), grace y shirley se habian hecho popo, charo molesta miro a grace y hizo un comentario (crear comentario), reyna tambien miro molesta a shirley y hizo un comentario (crear comentario), finalmente charo y reyna cambiaron a grace y a shirley mientras le daban palmadas en sus enormes traseros por haberce hecho popo, grace y shirley gritaron y lloraron de dolor, y todos se rieron haciendo comentarios. (Crear comentarios)
Response: Lucho, con un gesto de autoridad que pocas veces mostraba, decidió poner en su lugar a sus insoportables hijas, Grace y Shirley. Como castigo insólito, decidió que por una semana usarían pañales, al modo de las crías más pequeñas de la familia. La noticia recorrió la residencial San Felipe como reguero de pólvora. Todos miraban a las hermanas con una mezcla de incredulidad y diversión, intentando ocultar las carcajadas burlescas tras sus manos. "Pero, Lucho, ¿estás seguro de que les cabrán en esos traseros?", preguntaba el desconsiderado Teresito, riendo a carcajadas. "Apostaría que les quedan como tangas", agregó Francesca, siempre dispuesta a avivar el fuego. Los comentarios no se hicieron esperar. Charo, con una sonrisa pícara, trató a Grace como a una bebita. "Ay, mi chiquita, ¿ya te cambiaste el pañal?", preguntó, mientras Reyna hacia lo propio con Shirley: "Mi niña, ¿necesitas cremita para evitar la rozadura del pañal?” No pasó mucho tiempo cuando un olor poco agradable se apoderó del ambiente. Los rostros se fruncieron de desagrado. "Pero bueno, ¿estoy en una guardería o qué?", exclamó la pobre Nelly entre risas. "¡Parece que nuestros pequeños 'angelitos' necesitan un cambio de pañal!", gritó Mike hundiendo su nariz en su camisa. Charo miró molesta a Grace y exclamó: "¡Ay, Dios mío, Grace! ¡Eres una chica grande, deberías controlarte!" Reyna, más enfadada aún, miró a su hija Shirley y dijo: "¡Shirley, que vergüenza! ¿No puedes comportarte como la joven que eres?” Con resignación, Charo y Reyna tomaron la desagradable tarea de cambiar los pañales a Grace y Shirley. Mientras lo hacían, las chicas recibieron unas tortas en sus enormes traseros como recordatorio de la lección que debían aprender. "¡Ay!" grito Grace, mientras su rostro se retorcía de dolor. "¡Eso duele!" Lloró Shirley, pero las risas de los vecinos del San Felipe, compensaban por completo el pequeño dolor. "¡Eso fue... hilarante!", comentó Rafa, a poco de terminar todo el alboroto. Y a pesar del rojo en sus mejillas y la humillación, las chicas habían aprendido una valiosa lección: no te metas con Lucho, o sufrirás consecuencias insospechadamente embarazosas.
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