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"La Venganza de Lincoln: Un Juego de Bromas en la Casa Loud"

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A mischievous sibling rivalry unfolds in the Loud House as Lincoln seeks revenge on his prankster sister, Luan, with a series of elaborate pranks on April Fools' Day.
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En la bulliciosa casa de los Loud, el hermano del medio, Lincoln, solía ser objeto de las bromas de su hermana Luan. Luan era conocida en la familia por su sentido del humor travieso y sus elaboradas bromas, especialmente durante el Día de las Bromas. Lincoln ya estaba cansado de ser siempre la víctima de sus bromas y decidió que era hora de contraatacar. Planeó meticulosamente su venganza durante semanas. Quería darle una lección a Luan, pero sin llegar al extremo de lastimarla físicamente.

Una madrugada, cuando todos aún dormían, Lincoln se deslizó sigilosamente hasta la habitación de Luan, la cual compartía con Luna. Llevaba consigo un tipo especial de aerosol que había comprado en internet. Este aerosol contenía un compuesto químico que, al inhalarse, alteraba temporalmente la percepción y conducta de las personas. Sin embargo, Lincoln había leído extensamente sobre él y sabía que no era peligroso si se usaba en pequeñas dosis.

Borrando cualquier evidencia de su travesura, roció ligeramente el aerosol en el rostro de Luan, sabiendo que ella se despertaría con algunos efectos. Al amanecer, un Lincoln sonriente esperaba con ansias para ver los resultados de su pequeña venganza.

Cuando Luan bajó para desayunar con sus hermanos, notaba algo extraño en su comportamiento. Luan, quien siempre había sido la bromista experta y segura de sí misma, ahora parecía necesitar ayuda con cosas básicas. Colocó su cuchara en el cuenco de cereales en el ángulo equivocado, derramando leche por todas partes, y su hermana, Lori, la observaba confundida.

"Luan, ¿estás bien?" preguntó Lori, tratando de ocultar su desconcierto.

"Sí... solo me siento un poquito... rara," dijo Luan, frotándose los ojos soñolientos.

Lincoln no pudo evitar soltar una risita. Esto solo era el comienzo.

A lo largo del día, los efectos del aerosol se hicieron más evidentes. Luan comenzó a comportarse como un bebé. Quería ser llevada en brazos, lloraba cuando no conseguía algo que quería y, para rematar, pedía ayuda con la ropa. La situación alcanzó su punto álgido durante la hora de la comida. Luan, en su estado confundido, no pudo evitar derramar la comida mientras su familia la observaba con perplejidad.

"¡Luan, ya basta de bromas! ¡Esto no es divertido!" dijo Leni, claramente impaciente.

"No... no es una broma," respondió Luan con voz temblorosa mientras trataba de limpiarse.

Sin embargo, lo más humillante de todo sucedió después de la cena. Lincoln había preparado una nueva fase de su plan mezquinamente calculada. Colocó un plumón especial en el asiento de Luan, sabiendo que activaría una reacción en sus intestinos. Minutos después, mientras la familia veía televisión junta, se escuchó un sonoro y embarazoso ruido. Luan, con lágrimas en los ojos, experimentó la humillación de hacerse popo en medio de todos.

Lincoln observaba todo desde la esquina, sintiendo un pequeño atisbo de remordimiento mezclado con satisfacción. Inesperadamente, Luan se levantó, llorando desconsoladamente, y corrió hasta su habitación, incapaz de soportar más la vergüenza.

Los hermanos, aunque inicialmente confundidos, finalmente comprendieron la broma pesada que Lincoln había ideado. Lori, la mayor, se acercó a Lincoln con un tono firme pero comprensivo.

"Lincoln, esto ha ido demasiado lejos. Luan no se merece esto, incluso si ha sido una bromista molesta."

Lincoln suspiró profundamente, sintiendo la culpa apoderarse de él. "Solo quería que entendiera cómo se siente estar del otro lado de sus bromas," murmuró.

Lori lo abrazó, haciéndole entender que había mejores formas de resolver los problemas. Unas horas después, Lincoln subió a la habitación de Luan, armado no con más trucos, sino con una disculpa sincera. Encontró a Luan sentada en el borde de la cama, todavía abrumada por la humillación del día.

"Luan, lo siento mucho. No quise que se saliera de control," dijo Lincoln con sinceridad.

Luan, después de un largo silencio, soltó una pequeña carcajada, aunque con una mezcla de tristeza. "Vaya, tú sí que sabes cómo devolver una broma."

"Tal vez podamos trabajar juntos en las bromas de ahora en adelante," sugirió Lincoln, intentando aliviar la tensión.

A partir de ese día, los hermanos decidieron trazar una tregua y las bromas en la casa Loud fueron un poco más moderadas. Aunque aún había momentos de travesuras, Lincoln y Luan aprendieron valiosas lecciones sobre el respeto y la empatía, haciendo que sus vínculos familiares fueran aún más fuertes.

This story was generated by user losafg with assistance by one of OpenAI’s large-scale language-generation model; prompts used to help generate the story are shown below.

Images were generated with OpenAI's AI system, DALL·E 2, or uploaded by the user.

AI Prompts

Prompt: Escribe una historia de the loud house, donde lincoln se venga de luan y hace que la traten como una bebe, pero que fisicanebte se vea igual, y la humillan y se hace popo. Que la historia sea larga, que haya momentos curiosos y que haiga dialogos

Response: En la bulliciosa casa de los Loud, el hermano del medio, Lincoln, solía ser objeto de las bromas de su hermana Luan. Luan era conocida en la familia por su sentido del humor travieso y sus elaboradas bromas, especialmente durante el Día de las Bromas. Lincoln ya estaba cansado de ser siempre la víctima de sus bromas y decidió que era hora de contraatacar. Planeó meticulosamente su venganza durante semanas. Quería darle una lección a Luan, pero sin llegar al extremo de lastimarla físicamente. Una madrugada, cuando todos aún dormían, Lincoln se deslizó sigilosamente hasta la habitación de Luan, la cual compartía con Luna. Llevaba consigo un tipo especial de aerosol que había comprado en internet. Este aerosol contenía un compuesto químico que, al inhalarse, alteraba temporalmente la percepción y conducta de las personas. Sin embargo, Lincoln había leído extensamente sobre él y sabía que no era peligroso si se usaba en pequeñas dosis. Borrando cualquier evidencia de su travesura, roció ligeramente el aerosol en el rostro de Luan, sabiendo que ella se despertaría con algunos efectos. Al amanecer, un Lincoln sonriente esperaba con ansias para ver los resultados de su pequeña venganza. Cuando Luan bajó para desayunar con sus hermanos, notaba algo extraño en su comportamiento. Luan, quien siempre había sido la bromista experta y segura de sí misma, ahora parecía necesitar ayuda con cosas básicas. Colocó su cuchara en el cuenco de cereales en el ángulo equivocado, derramando leche por todas partes, y su hermana, Lori, la observaba confundida. "Luan, ¿estás bien?" preguntó Lori, tratando de ocultar su desconcierto. "Sí... solo me siento un poquito... rara," dijo Luan, frotándose los ojos soñolientos. Lincoln no pudo evitar soltar una risita. Esto solo era el comienzo. A lo largo del día, los efectos del aerosol se hicieron más evidentes. Luan comenzó a comportarse como un bebé. Quería ser llevada en brazos, lloraba cuando no conseguía algo que quería y, para rematar, pedía ayuda con la ropa. La situación alcanzó su punto álgido durante la hora de la comida. Luan, en su estado confundido, no pudo evitar derramar la comida mientras su familia la observaba con perplejidad. "¡Luan, ya basta de bromas! ¡Esto no es divertido!" dijo Leni, claramente impaciente. "No... no es una broma," respondió Luan con voz temblorosa mientras trataba de limpiarse. Sin embargo, lo más humillante de todo sucedió después de la cena. Lincoln había preparado una nueva fase de su plan mezquinamente calculada. Colocó un plumón especial en el asiento de Luan, sabiendo que activaría una reacción en sus intestinos. Minutos después, mientras la familia veía televisión junta, se escuchó un sonoro y embarazoso ruido. Luan, con lágrimas en los ojos, experimentó la humillación de hacerse popo en medio de todos. Lincoln observaba todo desde la esquina, sintiendo un pequeño atisbo de remordimiento mezclado con satisfacción. Inesperadamente, Luan se levantó, llorando desconsoladamente, y corrió hasta su habitación, incapaz de soportar más la vergüenza. Los hermanos, aunque inicialmente confundidos, finalmente comprendieron la broma pesada que Lincoln había ideado. Lori, la mayor, se acercó a Lincoln con un tono firme pero comprensivo. "Lincoln, esto ha ido demasiado lejos. Luan no se merece esto, incluso si ha sido una bromista molesta." Lincoln suspiró profundamente, sintiendo la culpa apoderarse de él. "Solo quería que entendiera cómo se siente estar del otro lado de sus bromas," murmuró. Lori lo abrazó, haciéndole entender que había mejores formas de resolver los problemas. Unas horas después, Lincoln subió a la habitación de Luan, armado no con más trucos, sino con una disculpa sincera. Encontró a Luan sentada en el borde de la cama, todavía abrumada por la humillación del día. "Luan, lo siento mucho. No quise que se saliera de control," dijo Lincoln con sinceridad. Luan, después de un largo silencio, soltó una pequeña carcajada, aunque con una mezcla de tristeza. "Vaya, tú sí que sabes cómo devolver una broma." "Tal vez podamos trabajar juntos en las bromas de ahora en adelante," sugirió Lincoln, intentando aliviar la tensión. A partir de ese día, los hermanos decidieron trazar una tregua y las bromas en la casa Loud fueron un poco más moderadas. Aunque aún había momentos de travesuras, Lincoln y Luan aprendieron valiosas lecciones sobre el respeto y la empatía, haciendo que sus vínculos familiares fueran aún más fuertes.

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